Las aeronaves están diseñadas para afrontar condiciones meteorológicas adversas, no para enfrentarlas, cuando un rayo alcanza al avión se produce un relámpago cegador acompañado de una fuerte explosión que recuerda a la de un cañonazo. El efecto psicológico sobre la tripulación puede ser notable, lo expresare como “la angustia enfrentada con valentía”, se aprecia también un olor característico a ozono (olor picante), pero no se observa humo. Por otro lado, la tripulación no aprecia el sitio donde el rayo ha alcanzado al avión. Puede suceder que mientras el comandante cree que ha sido en la punta del ala derecha, el primer oficial tiene la impresión de que fue en la punta de la izquierda. Esta diversidad de criterios se debe a que el resplandor se produce en ambos lados, dando lugar a que la tripulación quede cegada durante varios minutos. Para evitar esto, se recomienda que, cuando haya sospecha evidente de descargas eléctricas, se ilumine la cabina con la máxima intensidad para evitar así los efectos de deslumbramiento.
Los aviones tienen sus descargadores de estática o de parásitos eléctricos atmosféricos que no solamente son encontrados en un vuelo cerca o dentro de una tormenta sino también en la fricción con las masas de aire, de todas formas, el evitar las descargas eléctricas sobre el avión es lo mejor. Para ello la experiencia aconseja no volar a través de cúmulos de gran desarrollo vertical ya que suelen evolucionar a cumulonimbos, evitar los niveles en que los rangos de la temperatura oscilen entre los -10°C y -25°C, este campo de temperaturas es el especialmente crítico para que se produzca la descarga eléctrica, además si se da lluvia, gotas de agua superenfriadas puede llevar a engelamiento, siendo conveniente alejarse de la nube a distancias superiores de 10 km.
En el caso de precipitación estática y fenómenos luminosos, tales como coronas o fuego de San Telmo, si dicha precipitación viene asociada a los valores de temperatura critica, entonces el avión está volando en una zona de fuerte diferencia potencial, lo que constituye una alta probabilidad de rayos intra-nube y hay que salir lo más rápido posible de las nubes o volar en zonas donde la temperatura sea superior a los 0°C, si la estática aumenta rápidamente, la descarga puede ser inminente.
Si un avión es alcanzado por un rayo, los pilotos deben aterrizar cuanto antes para que revisen la aeronave en busca de posibles daños en el fuselaje o en los equipos abordo. Normalmente los manuales contemplan una inspección visual detallada por lightning strike, preste mucha atención a superficies no obvias en muchos casos la corriente de salida fluye a través del cono de cola y de los remaches de uniones estructurales. Aunque este protocolo resulta primordial para la seguridad, puede acarrear costosos retrasos y cancelaciones para las aerolíneas.
Por: Cifilfredo Rojas-Meteorólogo Operacional.
Apoyado en: Manuel Ledesma, Turbulencia Atmosférica.